martes, 13 de mayo de 2014

Psoas-ilíaco, isquiotibiales y dolor de espalda crónico.

¿Quién no tiene un familiar o conocido aquejado de dolores de espalda desde hace mucho tiempo? Creo que casi todos levantaríamos la mano. Los afectados, entre otras explicaciones comunes, los suelen referir como dolores inespecíficos que vienen y van, que cambian con el tiempo o la hora del día, con la postura que se adopta para dormir o al intentar alcanzar un objeto.
En esta entrada me gustaría hablar acerca de la importancia que tienen dos músculos, psoas-ilíaco e isquiotibiales (a los que la mayoría de nosotros no prestamos especial atención) en la aparición de estos dolores crónicos de espalda.
dolor lumbar: típica localización del dolor de espalda

El músculo psoas-ilíaco se encarga de unir la columna dorsolumbar con los miembros inferiores, y su función varía en relación al uso que le demos: flexión de cadera, separación y rotación externa si se fija en la columna, y flexión de tronco (bilateralmente) o flexión de cadera (unilateralmente) al fijarse en los miembros inferiores. Por su parte, los isquiotibiales juegan un papel importante en la extensión de la cadera y la flexión de la rodilla.

La explicación de cómo estos músculos pueden generar los dolores descritos es la siguiente: el envejecimiento, la mala alimentación, el estrés mental desbordante, la actividad física excesiva o el sedentarismo, entre otras causas, pueden generar tensión y espasmos de la musculatura. Por un lado, un espasmo del psoas-ilíaco originará un enderezamiento de la columna vertebral como consecuencia de la tracción que ejerce el músculo en su inserción en la columna, lo que supone un aumento de la carga sobre los discos intervertebrales. El aumento de la presión intradiscal provoca la deshidratación de los discos (similar a una esponja que quedara totalmente seca), lo que genera mayor rigidez de espalda

Actitud postural característica (fuente: www.elsevier.es)
Fuente: www.elsevier.es
Por otro lado, el espasmo en la musculatura isquiotibial origina una basculación de la pelvis hacia detrás, y la curvatura lumbar de la columna (lordosis lumbar) disminuye, es decir, se endereza, lo cual deteriora la movilidad. Además, esto conduce a una postura anómala en la que la columna lumbar enderezada (delordosis lumbar) se acompaña de una mayor flexión de la columna dorsal (hipercifosis dorsal), hombros y cabeza hacia delante.  

El enderezamiento lumbar y la flexión dorsal excesiva suponen un aumento de la presión en la parte anterior de la columna lumbar, particularmente en los discos intervertebrales inferiores.
Ante todo esto, la capacidad de la espalda para resistir la carga se debilitará, y este proceso se verá acentuado debido a los cambios degenerativos conforme avanza la edad, que ocasionan una disminución de la movilidad de la espalda, por lo que el estrés sufrido en la columna vertebral puede llegar a ser excesivamente grande y ocasionar problemas de espalda.
El dolor se volverá todavía más evidente si el trabajo y las actividades de ocio requieren una flexión repetida o una posición estática mantenida en flexión. Si ambos se repiten con frecuencia, el dolor crónico de espalda implica a menudo dos problemas: posturas inadecuadas y degeneración discal.

¿Soluciones?
Ante todo, movimiento. Una adecuada actividad física es fundamental para recuperar y mantener la postura, y el estiramiento ayuda a preservar la movilidad en la espalda, por lo que ambos factores son muy importantes antes de que los cambios por rigidez en la columna degeneren en dolor de espalda crónico.

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