'Morir de pena' es el título de un artículo del diario El País que encontré hace unos días. Estas tres palabras así dispuestas encierran un sentimiento trágico donde los haya, sin embargo, cobran sentido tras un último estudio publicado en el encuentro 'EuroheartCare' que celebra la Sociedad Europea de Cardiología.
En la investigación, se siguió durante 11 años el estado psíquico y físico de 63.000 vecinos de una región noruega, y se comparó la información con los ingresos y fallecimientos por IC (insuficiencia cardíaca). Los datos resultaron aplastantes: los afectados de depresión moderada - grave presentaban un aumento del 40% del riesgo de sufrir IC, es decir, a mayores síntomas depresivos, mayor riesgo de sufrir problemas cardíacos.
El estudio además desarrollaba otra línea de análisis no menos interesante: la relación directa entre los desequilibrios metabólicos causados por la depresión, y los efectos en la salud del corazón: la depresión estimula la aparición de hormonas vinculadas al estrés (catecolaminas), que fomentan un aumento de la tensión y de plaquetas en la sangre que a su vez inducen la aparición de fenómenos inflamatorios o aterosclerosis, factores que predisponen a dañar las paredes arteriales fomentando la aparición de infartos.
¿Posible factor de riesgo?
Hasta el momento, son conocidos los factores de riesgo de patologías cardiovasculares (hipertensión, tabaquismo, diabetes...) No obstante, la asociación americana del corazón (American Heart Association) incluso ha planteado añadir la depresión como factor de riesgo de enfermedades cardíacas a las anteriormente citadas.
¿Qué podemos hacer por nuestra parte?
Las estrategias de prevención de enfermedades cardiovasculares según la Guía Europea de Prevención Cardiovascular en la Práctica Clínica son las siguientes:
- Evitar el consumo de tabaco.
- Actividad física adecuada (al menos 30 minutos al día).
- Dieta saludable.
- Ausencia de sobrepeso.
- Presión arterial por debajo de 140/90 mmHg.
- Colesterol total por debajo de 200 mg/dL.
En mi opinión, nosotros (futuros sanitarios), deberíamos promocionar dichas estrategias siempre que tengamos ocasión.
Adjunto los siguientes documentos por si queréis echarles un vistazo e informaros mejor:
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